Hoy es uno de esos pocos días en los que la melancolía como negro humo se cuela por cada resquicio, intoxicando cada poro, célula y pensamiento.
El día de hoy
quiero, espero, anhelo, poder seguir
caminando, guiando, volando, por los senderos de la
incertidumbre, vida, muerte, sin
caer, perder, morir, en ese cuerpo que dice
vivir, respirar sentir.
La melancolía es la felicidad de estar triste, nos decía Victor Hugo...y es cierto.
Sé lo que quiero, se lo que tengo. Pero no quiero hacer nada por conseguir lo que quiero y no se si conservar lo que tengo sea lo mejor. Será quizá una crisis de identidad, será un sentimiento pasajero que llego para irse con esta pequeña temporada de lluvias.
Quizá sea que finalmente he dado la cara. Me he presentado ante el mundo y ante mi mismo como lo que soy. Cóatl. Y es entonces el paso de Venus el que afecta mi sentir. Estoy entonces triste por recordar gloriosas centurias y milenios pasados. El saberme atrapado en un cuerpo ajeno a mis poderes y creencias. El ver la decadencia de mi pueblo doblegado por criaturas casi humanas que no tienen un solo ápice de la sabiduría que tenia mi antiguo pueblo.
Quizá solo es el cansancio de las vidas que cargo en la espalda.
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