jueves, 21 de mayo de 2009

Filofando un rato...

Escribir. Es un privilegio del ser humano, que lo diferencia de los animales y de seres humanos intelectualmente inferiores. La escritura ha marcado la vida del ser humano a lo largo de su historia y muy probablemente la marcara lo que falta de ella.

Hoy en día escribir es difícil. Las ideas no son lo que antes, la gente ya ha dejado de impresionarse con un enterramiento prematuro, ya no se interesa en el perfecto detective que resuelve todos los casos con su aguda capacidad de análisis. Hoy en día hay muy poca sombra de ingenio e intelecto. El rey Salomon dijo: no hay nada nuevo bajo el sol. Y es cierto, aunque cada generación puede repetir eso y siempre tener razón. Lo único que desconocemos es cuando dejara de tener validez la frase misma. Pero las sociedades cambian, se vuelven más decadentes generación tras generación y se descubren nuevas formas de autoflagelación y destrucción. Sin embargo, nunca dejaremos de torturarnos y matarnos.

Ya no es nuevo eso de matarse a uno mismo.

¿Qué hay de nuevo en esta tierra? Se supone que todo es parte de un inmenso sistema complejo que cambia a cada segundo, minuto, hora, día, semana, mes, año, década, siglo, milenio, era, eón...todo cambia, y sin embargo es lo mismo.

Es como la energía, no se crea ni se destruye, solo se transforma. ¿Es lo mismo entonces la materia, los pensamientos? ¿No son nuevos generación tras generación, solo van transformándose, pero en el fondo es lo mismo?

Otras personas más capaces que yo y con muchos más vastos conocimientos se habrán planteado estas preguntas, aun así no tengo respuesta a esto, seguramente sea una respuesta al estilo galleta de la suerte: llena de incertidumbre.

No hay nada nuevo bajo el sol. Escribir es un arte, y escribir bien es un don que pocos tienen. Hoy en día la gente con talento no es reconocida, la gente que escribe es relegada, se prefiere una caja con gente dentro que nos muestra la realidad vista a través de los ojos de alguien más, de una sola persona. Eso no es malo, lo malo es que todos tienen únicamente esa visión. Antes había muchos escritores, y cada uno tenía su respetable éxito debido a que la gente no tenía una caja con gente dentro que le decía que hacer. Antes los escritores tenían una vida más sencilla.

Escribir hoy en día no significa imaginar nuevos mundos, cualquier mundo que se pueda imaginar ya está escrito, o filmado, o ambas. Hoy en día lo que vende no es una idea original, sino algo que agrade a la gente, algo que sea probado. Hoy, si un escritor quiere tener éxito, debe ser un sociólogo y ver que le gusta a la gente para así poder ponerlo de forma sencilla y con poca imaginación en unas hojas. Eso es un escritor hoy en día.

¿Qué ha pasado en esta sociedad que ya no se agradecen las buenas ideas? ¿Qué ha pasado con la gente que ve con malos ojos la innovación?

La gente no es gente de cambio. La idiosincrasia de una sociedad es el elemento menos dinámico dentro del sistema que forman, puede cambiar todo, menos la forma de pensar de los seres humanos. Un antropólogo nos podría confirmar esto. Tan poco cambia que deben pasar guerras y sufrimiento innecesario para comprender cosas tan simples como la libertad.

Últimamente he visto lo que en verdad es libertad. En estas últimas semanas he sentido la represión de un sistema y lo que puede lograr simplemente callando la a la gente, he visto como la necesidad de gritar la verdad, simplemente la verdad, puede llegar a ser tan inmensa que es entonces cuando comprendo porque hay gente dispuesta a morir por una causa como esa. La libertad de expresión.

Hoy en día hay poca gente que en verdad tenga en el pecho ese sentimiento que oprime el corazón y le incita a hablar, a escribir, a compartir con los demás lo que él siente que es la verdad? si es que hay poca entonces comprenderé porque hemos olvidado a la gente que murió por tener lo que tenemos.

Un país es la gente, y Mexico es un gran país. Es un país inmaduro, si, es un país joven, si, pero es un país que puede mucho. Es un país donde la gente puede sentirse libre y hablar sin miedo, donde un escritor, aunque muera de hambre, puede gritar sin miedo la verdad que tiene dentro.

Es un gran país al que le faltan muchos años para que sea lo grande que puede llegar a ser. Pero sé que llegara a ser grande, con ayuda de todos, con ayuda de la generación prometida, con nuestra ayuda...

En este sentido me gustaría transportarlos a aquellos viejos años 60, 70's, donde no había libertad, donde la música (elemento básico en la historia del hombre) era censurada. Y es con música como me gustaría darles un mensaje sobre ese gran muro de ignorancia e inconsciencia que se erige frente a todos nosotros...



Hey you, out there in the cold

Getting lonely, getting old

Can you feel me?

Hey you, standing in the aisles

With itchy feet and fading smiles

Can you feel me?

Hey you, dont help them to bury the light

Dont give in without a fight.

Hey you, out there on your own

Sitting naked by the phone

Would you touch me?

Hey you, with you ear against the wall

Waiting for someone to call out

Would you touch me?

Hey you, would you help me to carry the stone?

Open your heart, Im coming home.

But it was only fantasy.

The wall was too high,

As you can see.

No matter how he tried,

He could not break free.

And the worms ate into his brain.

Hey you, standing in the road

Always doing what youre told,

Can you help me?

Hey you, out there beyond the wall,

Breaking bottles in the hall,

Can you help me?

Hey you, dont tell me theres no hope at all

Together we stand, divided we fall.

Pink Floyd

Ideas...




Siento que pierdo la locura,
El llanto de las nubes se lleva el tiempo
Y me amenaza con llegar la cordura
Un fuerte dolor en el cuerpo y ya no siento


El color de los arboles me asquea y su dulce aroma,
Como de pan fresco me rodea,
Y me seducen las hojas, y me matan las olas
El mar de arboles me instiga, lo mismo que la soga

Y el mar deja caer su lluvia desde el cielo
Mis ojos se nublan y mis pasos flaquean
No soporto el filo del viento,
Y dejo a los que me esperan

El temor creciente se aloja en mi hígado
Crea piedras, y dolores en mi pecho
Crecen como el humo y suben recto
Cortan mi respiración, matan el sopor, estoy ahogado

Sin poder hablar ni lluvia derramar
El silencio de la gente me auxilia, me impide
La soga tomar, los seres interiores eliminar
Y subo la cuesta sin conciencia
De que mi mente traidora será,
Ella me lanzará


▲▲▲


Y aunque me pare imponente,
Y aunque me sienta fuerte,
Mi ser nunca será suficiente
Terminare deseando mi muerte

Llorare de día y de noche,
Pensando en la muerte por venir,
Jugare con la navaja y cargare el arma
Colgare la soga y limpiare la casa

La muerte debe ser perfecta, en ella no hay fallos
Siempre llega, y no deja las cosas a medias
Nos aguarda en la esquina, disfrazada de ladrón
En la calle como un maton

Yo le ayudo a la muerte
Pues no quiero tentar mi suerte
Espero no falle también en matarme,
Estoy cansado de torturarme

Quiero probar la miel y saborear el dulce
Quiero ver la luna y gozar las estrellas
Sueño con disfrutar el sol y andar sobre la playa
Sueño con tocar el viento y volar en el cielo

Quiero vivir con errores y morir perfecto
Quiero que mi vida sea de experiencia
Y mi muerte no quede en tu conciencia

sábado, 9 de mayo de 2009

Más...Alucinaciones...


La luz de la mañana molestaba sus ojos y no le permitía ver con claridad la luminosa mañana.

Camino por la aldea sorteando gente que se le saludaba con respeto y temor, el no podía notar nada extraño, siempre le habían tratado así y él sabía porque, nunca había sido diferente, siempre que se levantaba caminaba en busca de su padre para ir a tomar los alimentos. Nadie podía tocarlo siquiera, el contacto con los demás estaba vedado, era tabú.

No obstante esta mañana era diferente, así como lo habían sido las últimas mañanas desde que llegara el extraño hombre. La gente le miraba y le saludaba con el debido respeto, pero les notaba un poco diferentes, distraídos y preocupados. Era normal, pensó para sí cuando veía ya a su padre esperarle parado con la calma de siempre, tan normal que era preocupante. El hombre tenía la marca de los dioses, y ya había en estas tierras un emisario: él.

Nunca le había molestado ser un emisario, lo había afrontado desde pequeño y estaba acostumbrado. Pero ese hombre parecía un impostor, pues tenía una de las marcas más importantes, sin embargo no todas. Sus ojos estaban llenos de tinieblas, tan densas como el ambiente a su alrededor.

Llego con su padre y todo siguió el curso normal de las cosas: comida, plática de política y finalmente la gente que les acompañaba se dispersaba. Su padre era el jefe de la aldea, el resolvía con astucia y justicia los problemas entre aldeanos y preveía los problemas poniendo las soluciones pertinentes. Su padre hacia bien las cosas, es algo que le habían enseñado las generaciones anteriores, y es algo que él debía aprender. O eso suponía, pues su futuro era incierto, tanto o más como el del extraño visitante traído por las olas.

La noche llego como siempre, lenta y segura. Vio a su alrededor la gente ir a refugiarse a sus casas, y a los jóvenes salir juntos y a los ancianos seguir sentados en alguna hoguera, refugiándose en el calor y los recuerdos de antaño. Era tiempo de visitar a su abuelo, quería respuestas a preguntas que aun no lograba formular del todo bien, pero sabía que con su abuelo podría hacerlo. Camino entre la jungla con el atardecer a su izquierda, los sonidos de la jungla no le molestaban eran tranquilizadores, el cantar de las aves antes de disponerse a dormir era una sinfonía de la que gustaba y la disfrutaba siempre que podía. Llego al claro de su abuelo, y se sentó a su lado sin decir palabra, sin anunciarse, no era necesario. El viejo le miro en el reflejo del agua del cuenco, tenía una sustancia oscura y cristalina, el viejo solía beber cosas extrañas, brebajes brujeriles, era el chaman de la aldea.

--Todo sigue como siempre, el mundo no ha cambiado—fue una afirmación, no una pregunta.

--He caminado muchos años en esta tierra y no recuerdo que la montaña se moviese, el mundo no cambia, es la gente la que cambia…y lo hace lentamente…muy lentamente—El viejo hablo con la parsimonia de siempre, y tenía razón, como siempre. En verdad el mundo no cambiaba.

--Pero llegaron nubes de tormenta a posarse en la aldea, y la gente comienza a cambiar

--Es cierto, es cierto…la gente comienza a cambiar, pero tu padre sabrá que hacer para que todo siga normalmente. Es un hombre sabio. Bebe, te hará bien—La última frase le dejo helado, y olvido lo que le había dicho antes. Su abuelo no daba de sus brebajes a nadie, solo el chaman podía beberlos.

--Pero…no se supone que…

--Bebe, tienes mi sangre en tus venas y tomaras mi lugar cuando me vaya…bebe

No discutió, tomo el cuenco y bebió, tenía un sabor amargo y fuerte, pero no sabía mal, era grato y fresco. Ideal para estas noches de verano. No sabía lo que contenía ese brebaje, ni llegaría a saberlo nunca, sus efectos comenzaron a presentarse solo unos minutos después, el ligero mareo le hizo sentirse bien, más tranquilo y relajado.

--Con esto puedes ver la verdad de las cosas, esto es solo el inicio de tu preparación, en unos días podrás hablar con los grandes espíritus, y podrás pedirles y ordenarles solo con la voluntad de tu alma.

No le sorprendió esto, lo había presentido desde hacía mucho. Bebió un poco más y comenzó a ver a su alrededor; la noche se había hecho presente en su totalidad, los arboles bailaban al son del viento y el viento corría por el bosque como amo y señor. Volteo al cielo y vio la hermosa luna que tenia detrás de su un extraño espectro de sí misma, una oscuridad la rodeaba y al igual que a todo a su alrededor, los arboles y el fuego mismo eran inciertos ahora, podía ver el árbol y su espíritu, podía ver el fugo y los gritos de furia de los espectros que habitan el intempestivo elemento danzando entre las piedras alrededor de la hoguera, siempre cerca de las llamas que les hablan. Podía oír los gritos de la jungla y estos le provocaron escalofríos, podía ver en el cielo las estrellas caminar y la luna orquestar los pasos de las eras, podía ver la dualidad del astro y ver el lado oscuro de la luna, podía verlo con la claridad que proporciona el sol a medio día, y sin embargo no sabía porque su cuerpo se debilitaba y su corazón se oprimía con la fabulosa imagen de la luna, brillante y luminosa rodeada del aura de oscuridad que había llegado hacia poco. Pensó en los presagios y las premoniciones, y entonces cayó tendido a un lado de su abuelo.

--Vamos, llévenlo. No tenemos toda la noche, debemos terminar con esto…o los dioses no nos perdonaran—La voz del viejo se escucho atronadora en el claro, y de entre los arboles circundantes salieron hombres con mascaras y tomaron al joven de cabellos blancos que yacía a un lado del viejo. El silencio más profundo se hizo presente en la selva, y la luna se veía con una aureola roja, presagiando sangre.

El viejo se levanto y siguió a los hombres con un paso que no era normal de un viejo, y el llego antes que los hombres a la playa donde les esperaba una canoa.

El Chaman imponente ante el fuego que marcaba el camino a la canoa esperaba la llegada de los otros hombres, su vista estaba fija en la isla que solo él veía a lo lejos en el mar. Llegaron casi al mismo tiempo los dos grupos, uno de la jungla y otro por la playa, desde el sur. Vio a dos hombres de cabellos blancos ser cargados con cuidado y depositados en la canoa. El subió con ellos y comenzó a remar, la fuerza que aún conservaba era sorprendente y sus facciones a la luz de la luna no dejaban ver el menor sentimiento de humanidad, no podía permitirse sentimientos teniendo dos monstruos con él y una legión de espectros rodeando la canoa…

sábado, 2 de mayo de 2009

Sueños...


Era tarde y el cansancio se hacia notar. El frío en la calle era intenso y hacia que su cuerpo se entumiese y desease con gran fuerza el llegar casa.

La bienvenida del acogedor apartamento la disfruto como nunca antes y mientras se quitaba el húmedo abrigo y lo dejaba tirado a la entrada pensaba en su tullido sillón. Se recostó y no tuvo que hacer nada mas, el duende lo había estado esperando y le dejó suficientes polvos en el sillón para que el mundo de los sueños se presentase de inmediato...

Siempre había imaginado que sus sueños estarían rodeados de algodonosas nubes blancas, pero su desilusión era siempre causada por la densa neblina que los cubría, que lejos de ser agradable provocaba miedo e incertidumbre. Igual los paisajes, el escuchaba a la gente decir de los hermosos paisajes que tenían mientras soñaban que volaban, pero el nunca había soñado algo así. Él no solía recordar sus sueños, y no sabía antes de comenzase a dormir que recordaría éste.


Había un hombre joven, de cabello ondulado y desarreglado, vestía con mezclilla y un saco raído. Los lentes le hacían parecer intelectual aunque su físico fuese atlético.

Era él mismo, lo sabia, de esa forma tan simple que tienen los sueños para que sepas todo y nunca te enteres de nada. Caminaba por las calles oscuras de un pueblo, sabía que era un pueblo y también que no era muy grande.

Le impresiono ver tantos detalles, como las calles empedradas, o los grandes portones de las casas, hechos de madera gruesa y vieja. Le impresionaba más el poder ver las hojas de los árboles caer y caer llevadas por el viento sin tocar nunca el piso, como si el viento mismo las disolviera antes de que cayeran. Le fascino la brisa calida que corría a su lado en las calles, pasaba deprisa y regresaba.

No fue hasta que llego al centro del pueblo y vio congregada una muchedumbre en que reparo sobre la ausencia de gente en todo su trayecto, pero no le tomo importancia, aunque lo recordara a la mañana siguiente. La gente se veía borrosa, como si algo malo hubiese con ella, el miedo en su corazón se hacia presente en cada paso que daba. Sus gritos de poco importaban, el personaje que veía y sabia era el mismo no se detenía. Todo lo contrario se le veía curioso, al hombre del saco desgastado. Se le veía acercarse con cautela a la gente y sorprenderse con los rostros lisos de los pueblerinos.

Si, rostros lisos. Gente sin rostro habitando un pueblo perfecto. Gente que no habla, gente que entiende y piensa. Gente que atemoriza, y gente que mata.

El hombre del saco raído caminaba impactado unos pasos hacia atrás y la gente le habría el camino para que pudiera pasar. Le respetaban y el lo sintió. Le permitieron ver el motivo de su reunión.

Una niña aparentando 13 años, pues el sentía que su alma era mucho mas vieja que su cuerpo; podía sentir como la niña arrastraba su mente por las piedras de la calle e intentaba tomarlo para saber como había llegado. El hombre camino. Lento e inseguro pero decidido. Llego hasta donde estaba la niña.

A la mañana siguiente no recordaría bien su encuentro con la niña, pero nunca olvidaría la forma en que le beso la mano al saludarla, y como ella le hizo una sutil y elegante reverencia. Recordaría como la niña le hablaría con la boca que sí tenia, como le escucharía con los oídos que sí poseía y más que otra cosa, recordaría los hermosos ojos grises de la niña. Ojos en los que no se reflejaba nada, unos ojos ausentes de vida pero llenos de luz.

Los ojos de la muerte. Es lo que él sabia. La muerte guiaba a los hombres como ovejas a sus sitios de descanso. El estaba en un pueblo donde la gente descansaría pero no hablaría, no escucharía. Vivirán eternamente unos con otros pero nunca se conocerían. Trabajarían juntos y dormirían juntos, pero nunca sus almas se unirían. Al final morirían juntos y renacerían juntos para volver a actuar en el teatro de lo imposible, para que un soñador los recordase a la mañana siguiente...existirían siempre en sueños ajenos...tomando la energía de un ilusionista que les diese vida...aunque fuese por unos momentos...


David despertó llorando. La tristeza de su sueño era tan grande que no podía articular palabra y su cuerpo se sentía agotado. Lo primero que recordó fue a brisa y las hojas jugar juntas en el pueblo, con la armonía que la gente sin rostro nunca alcanzaría a tener...el resto, lo vería a lo largo del día, mientras intentaba soñar un mejor futuro para la gente, la gente sin rostro que habita los pueblos en los que anda…