domingo, 19 de junio de 2011

Pensamientos...

No creo en el Dios cristiano, no me agrada la iglesia, pero aun así me considero una persona espiritual, religiosa. Muchas veces cuando platico con alguien me preguntan que en qué creo y a veces me resulta un poco complicado que creo en mi mismo y en la madre tierra. Pareciera que el concepto y las implicaciones de "madre tierra" no se entienden, es por eso que hoy qué he recordado este escrito lo comparto. Aunque muy controversial por la fecha en la que se realizó y porque no fue dictado en ingles esta versión del discurso contiene en el fondo ideas y conceptos que me agradan. Seguramente de poder escuchar el original (que no existe) estaría de acuerdo con él.

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El Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe también nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esta gentileza porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe de Washington podrá confiar en lo que dice el Jefe Seattle con la misma certeza con que nuestros hermanos blancos podrán confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas.

¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? Lo decimos oportunamente. Habeis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo. La savia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja.

Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra natal cuando se van a caminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las praderas, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. "Por eso, cuando el Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El Gran Jefe manda decir que nos reservará un lugar para que podamos vivir cómodamente entre nosotros. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por eso consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Mas, ello no será fácil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los ríos y esteros no es meramente agua sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos estas tierras, tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daréis a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que el otro porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermano sino su enemigo. Cuando la ha conquistado la abandona y sigue su camino. Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Despoja de la tierra a sus hijos sin que le importe. Olvida la sepultura de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras sí sólo un desierto.

No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja. Pero quizá sea así porque el hombre de piel roja es un salvaje y no comprende las cosas. No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningún lugar donde pueda escucharse el desplegarse de las hojas en primavera o el orzar de las alas de un insecto. Pero quizá sea así porque soy un salvaje y no puedo comprender las cosas. El ruido de la ciudad parece insultar los oídos. ¿Y qué clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la laguna? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo. Los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la cala del lago y el olor del mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado por la fragancia de los pinos.

El aire es algo precioso para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento: el animal, el árbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos días agonizante, se ha vuelto insensible al hedor. Mas, si os vendemos nuestras tierras, debéis recordar que el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que sustenta. Y, si os vendemos nuestras tierras, debéis dejarlas aparte y mantenerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar incluso el hombre blanco a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.

Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta. He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Porque todo lo que ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre. Todas las cosas están relacionadas ente sí.

Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos que la tierra está plena de vida de nuestros antepasados. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñados a los nuestros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.

Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia.

Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con el -de amigo a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos, después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois dueño de nuestras tierras; pero no podéis serlo. El es el Dios de la humanidad y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para El y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes.
¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza la supervivencia....

Discurso del Jefe Seattle de la tribu Suwamish, 1855.

viernes, 17 de junio de 2011

Alucinaciones...

Un hombre inteligente y solo. Encerrado en una prisión sin siquiera poder moverse por mas de 3 metros continuos. Viviendo de recuerdos, fantasías y sueños que viajan por entre las microscópicas rendijas entre los ladrillos. Recibiendo los pensamientos de mediocres guardias que no hablan y lo que hablan es tan insignificante que le pareciese como si sus palabras fuesen solo el viento de otoño golpeando su rostro.

Ansiando algo en que usar su ágil mente, probar que no se han oxidado los recónditos caminos que le llevaron a conocer al ser humano en todas sus facetas, desde el tierno niño criado por su cariñosa madre hasta el corrupto militar que abusa y mata con cruel simpatía.

Es Hannibal Lecter, el viejo doctor que con toda la pompa y estilo de un ingles prepara su cena a base de carne humana. El hombre que disfruta de poner jugarretas, que busca el reto mental en las personas. Acaso su estadía en la soledad con sus recuerdos y los amargos pensamientos le llevaron a encontrar los mas terribles y mortíferos juegos donde el sale victorioso. El tiempo del que disponía le permitió evaluarse a si mismo y a la sociedad que le recluyo y decidió que no habría nadie con el intelecto suficiente como para pasar los retos que su mente estaba creando.

El buen Dr. Hannibal Lecter, un personaje que conocí cuando niño, un personaje que lejos de atemorizarme o provocarme pesadillas me producía una profunda curiosidad. Aquel que ahora vuelvo a ver, pasados ya muchos años, y recuerdo como un viejo conocido.

Escucho sus diálogos enredados y me maravillo ante el ingenio que posee. Y comprendo que me gustan los juegos mentales, comprendo que es posible que ese tipo de personajes en mi niñez influyeran a que me comporte como un pequeño Hannibal en busca de su bocado de sentimientos, pues mi paladar aun no sabe degustar la carne humana, prefiere el suculento sabor de los sentimientos, aderezarlos con sueños.

Alimentarme del alma humana, derrumbar el ser que es cada persona que me rodea y tener como amigos y familia a personas con el alma corroída por mis juegos mentales, por mi instigante persistencia a las verdades escurridizas que tienen mas ambigüedad que verdad.

¿Qué define las personalidades con las que vivimos a diario? ¿Una simple película puede ser capaz de alterar el rumbo de una personalidad?

domingo, 12 de junio de 2011

Pensamientos...

Lo había necesitado hacia tiempo, como un sediento al agua, había buscado entre todos los resquicios del desierto de su mente y corazón aquella razón que le hacia mantener una actitud aislada y premeditadamente agresiva hacia la vida. Y ahora lo había hallado.

Tiempo.

Es una de esas cosas que el ser humano se ha inventado en su afán por el control. Y es, creo, la culminación de su poderío sobre la naturaleza. Por naturaleza no me refiero a las plantas y animales solamente, sino a la Madre naturaleza, a la tierra misma, al espacia que existe en ella, al conjunto de cielo mar y tierra. A esa existencia que estaba antes de nosotros y seguirá aquí a nuestra partida.

No obstante nuestro afán, el tiempo es solo una mera ilusión. Algo tan irrelevante e intrascendente que miles de personas han tomado como un juego y dejan que el reloj corra sin preocupaciones. Que se levantan al alba, cuando su cuerpo les despierta, y van a dormir cuando la luz del día comienza a extinguirse en el horizonte. Son personas que no llevan sobre sus hombros la penitencia del tiempo.

La vida de una persona se puede resumir en menos de un minuto, en una sola frase, al igual que la existencia de la humanidad. ¿Por qué, entonces, nos interesamos tan gravemente en una cosa que no dejara nada bueno en ello?

El tiempo nos aprisiona, nos asfixia y nos mata si le damos la menor oportunidad. Y yo he logrado encontrar ese tiempo que necesitaba, y no estaba en mi reloj, ni en el pasar del sol, o el imperceptible pero inminente movimiento de las estrellas. Estaba dentro de mi.

Ese instante en que te percatas, ese sueño efímero en el que caes en la cuenta de que la existencia existencia es lo que se encuentra a tu alrededor y la vida esta dentro de ti, formando una parte esencial de tu ser.

En ese momento es cuando dejas de observar las cosas con un plazo, como un plan del hombre, cuando rompes las ataduras terrenales del mundo y comienzas a concentrar tu mirada en los corazones de las personas, en sus sueños, en el camino que recorren y en el que recorres tu.

Es ese el momento en el que encuentras el tiempo, donde te percatas de que todo el tiempo es el tiempo de vivir con grandeza, de disfrutar las tristezas como las alegrías, de sentir al maximo la cólera y el placer, de vivir tan ampliamente como puedas. O como tus cadenas te lo permitan.

Todo eso, a mi parecer, es lo que podríamos llamar dicha. Un estado de comprensión, si no absoluto, mas amplio del que manejamos normalmente, un estado que no puede describirse con palabras ni sentimientos porque es una acumulación de conocimientos, algo mas abstracto y complejo que un sentimiento. La felicidad es un sentimiento, y como tal es pasajero. La dicha es un estado de animo, una forma de vida que se lleva dentro y que no puede explicarse con acciones. La dicha no depende de los sentimientos que se tengan en un momento particular, depende del estado de la mente, algunos podrían llamarle alma o espiritu.

Me alegro de que hoy pueda decir que soy dichoso, aunque haya momentos en os que este triste, alegre o enojado. Estos sentimientos no cambian mi forma de vida, mi forma de pensar, o de actuar frente a la paz a la que quiero llegar.

¿Y tu eres dichoso?

miércoles, 8 de junio de 2011

Fragmentos...

Necesito soñar, como parte de mi persona, como alimento de mi alma, como catalizador de mis problemas. Necesito soñar y nunca puedo hacerlo mientras duermo. Solo hay negrura y olvido al cruzar las puertas del palacio de Morfeo. Dormir es descansar, dormir es no soñar, dormir es morir en una nada insondable que me carcome todas las noches. Dormir es parte de mi y a la vez es como si fuera otra la esencia de mi cuerpo, como si el que duerme y se consume sea una persona diferente a la que vive y sueña con los ojos bien abiertos.

Esa pasión que sentimos por la otra persona, por la que tenemos tomada de la mano, no nace de ella, no tiene su origen en la hermosa sonrisa, en la dulce mirada, en el firme cuerpo. Tiene sus raíces dentro de nosotros mismos, nace de nuestro propio corazón y es el amor propio que sentimos hacia nosotros mismos. Amamos en la misma magnitud que nos amamos. Y es que las cadenas que atan nuestro ser solo pueden ser vistas como anclas que no dejan mover esa pasión, ese amor que no logramos sentir por el otro.

Si un resquicio de amor y pasión se deja ver entre dos personas y no logra emerger del corazón y dispersarse por el cuerpo es solo debido a que no se lo permitimos, ya sea con la cadena de nuestro verdugo, homúnculo de nuestras sombras mas siniestras, o por las frías manos del temor.

La luz del día revitaliza. Al salir del sarcófago del sueño puedo ver las interminables maravillas que se ciernen sobre nosotros desde el cielo matutino. Las aves volando de un árbol a otro buscando alimento, colectando ramitas para sus nidos. Es una maravilla.

El cielo, azul como ningún azul existente en la tierra remarca una pureza tan inmaculada. Reminiscencias del Edén vienen a mi cabeza.

No soy religioso, sin embargo me considero un hombre de fe, un hombre espiritual. Creo en ideales, en la ciencia, y en mi mismo.

Hay momentos en los que debemos redefinir ciertas cosas, puntos críticos donde debes pensar mas allá de tu propio ser estancado en un presente indiferente.

El momento de cada quien llega en diferentes tiempos, pero a todos en la vida se les presentan dichas oportunidades. La oportunidad de elegir que camino seguir. De cambiar aspectos en tu vida que pueden no ser favorables. Cambiar la manera de sentir…de nosotros, y de nadie mas, depende si nos atrevemos a hacer el cambio.