lunes, 20 de agosto de 2012

A Isole...

Preguntaste si era seguro mi sendero, pero solo hay seguridad bajo tu estela. Me dijiste que no entendías la poesía. Y es normal, ¿acaso el hombre entiende al hombre? ¡No! ¿Entonces por qué la poesía debería entender a la poesía? No hay verso ni prosa digna de tu presencia. 


En mi camino por las oscuras y lluviosas calles solo me protege tu recuerdo que irradia sobre mi ruta una vereda. Eran las calles que andamos vírgenes ante tu paso, y tu asombro solo comparable al del infante. Es la esencia de tu presencia un je ne sais quoi que marca cada movimiento. Y solo resta homenajear la velada yendo a las puertas del  ensueño y gritar tu nombre en un susurro, para que el eco del recuerdo me lo regrese en un murmullo.