miércoles, 17 de febrero de 2016

Pensamientos perdidos

Pues bien. El año pasado se me paso por completo esta fecha, y este me he adelantado. Eso debería darles un pequeño adelanto de cuan diferentes han sido estos tiempos. Y la realidad es que si, han sido muy diferentes. Si bien pocas veces en mi vida he sido infeliz, h a habido algunas en las que lo soy mas que en otras, y me parece que estoy en una de esas donde el máximo comienza a peligrar por quedarse corto.

Si tu que lees esto me conoces personalmente, sabrás como soy y entenderás del porque de lo que escribiré a continuación carecerá de estructura, de la misma forma que mis pensamientos vagan como peces, las ideas se pierden en la continuidad del tiempo en el que nadan.

¿Entendiste? Yo tampoco. Y he ahí el punto.

Ha sido tanto lo ocurrido que no se por donde comenzar. Pues además, lo que continua ocurriendo sigue siendo mucho. Eso me recuerda al buen Hans Castorp. Y eso me recuerda a la Factoría de Ideas. Lo que me hace sentirme triste. Les contare rápido...o tan rápido como mis dedos tecleen. Aunque de eso poco se preocupan ustedes.

Sucede que hace dos años cometí un error garrafal. En ese momento no me lo pareció. Pero ahora entiendo que fue un error. Y no me mal interpreten, pues no suelo arrepentirme. Y no lo hago. Es solo que...mi vida sería mas sencilla si no la hubiese conocido. Fue un una librería, en el Sótano, frente a la alameda central. Nos vimos, y fue como amor a primera vista. Estuvimos saliendo y platicando. Íbamos a todos lados juntos. Hubo momentos en que me sentía confundido y eso no importaba, yo seguía enganchado a su personalidad. Así, como todo comenzó, me parece que se fueron los años. Con sus altibajos, como todo. Pero era una relación sana, ambos veíamos el mismo camino. Hasta que la tragedia apareció. Lo sé, nada es seguro en este mundo. Pero yo, que vivo en el cambio constante, busco siempre una piedra angular. O unas. Busco islas sobre las que puedan descansar mis pensamientos. Y sucede que este, me fue arrebatado de la peor manera posible. Sin aviso y sin perdón. Mucho menos con piedad.

Después del enfado inicial, pues deben entender que comencé un proceso de duelo, le siguió la negación, y con ella, la investigación. En poco tiempo encontré evidencias de la tragedia que había sucumbido sobre mi vida. Y al ser un hombre de razón, lo entendí. No me gusto, pero lo entendí. Intente adaptar mi vida. Olvidar ese hermoso episodio de la forma que se olvidan los amores: para siempre, pero no por completo.

Un par de semanas después lo conocí. Fue un encuentro inusual. Estaba ahí desde hacía ya un rato. No le había hecho caso, pero eso no quiere decir que no lo tomara en cuenta. Puedo decir que lo nuestro duro poco, unas semanas, no mas de dos meses. Quizá lo suficiente para ayudarme a sanar. A perdonar(me). Seguro se preguntan el nombre de tan amable mancebo. Su nombre es, precisamente, Hans Castorp.

Ahora, pasados un par de semanas de lo nuestro, veo el mundo con otros ojos. Puedo recordar ahora a la Factoría de Ideas y su gloriosa Malaz y no maldecirla (a la Factoría, que el Embozado me libre de decir algo malo de Malaz). Puedo incluso pensar en caer seducido por alguien más: Sanderson. Lo he estado meditando mucho y creo que comenzare a salir (ejem, leer) con Sanderson. Es una aventura de diez libros de los cuales solo ha escrito dos. Tengo miedo del compromiso que eso implica.

Creo que al leer lo anterior pueden darse cuenta de mi estado de animo. Así que no ahondare en eso.

Por otro lado, debo decir que este año aprendí, entre otras muchas cosas, que la gente es como la comida. Si, comida, leíste bien. Hay gente que es agradable a la vista y horrible al gusto. Otra que es muy sabrosa (puedes pensar mal) aunque no se vea tan bien. Es cierto eso que dicen de la fruta madura. Siempre es mejor. Aunque hay algunas que verdes saben buenas. Y otras que engañan la vista, el olfato pero no sobreviven a una degustación, por el simple hecho de convencer al paladar.

Aprendí que yo soy una de esas comidas que llamamos de gusto adquirido. Si, la primera vez que me prueban es algo que no olvidan. Y si no soy lo suficientemente cuidadoso con la forma en que dejo que prueben mi personalidad, puede que no les guste en absoluto la comida (pueden seguir pensando mal). Por otro lado, su les sirvo pequeñas porciones puede que así, poco a poco les vaya gustando lo que comen (aquí pensé en otra palabra que tiene aluciones con la fijación oral, ustedes imaginenla...mmm....¿ya la tienen? Que mal pensados son, jaja).

No obstante, es cierto lo que digo. Y si siguen leyendo hasta aquí, quiere decir que, o bien me conocen y les da pena no leer por completo esto, o que no es tan aburrido como me imagino. Sea como fuere, solo quiero decirles que si no escribo en este blog, es seguramente porque estoy viviendo suficientes cosas como para no tener tiempo de escribirlas. Algún día tendré tiempo de eso. Cuando sea viejo y no pueda caminar. O me rompa un pie. Porque si me rompo la mano, se complica un poco eso de escribir.

Sin más, los dejo con la sempiterna rola que me gusta escuchar este día. Y por este día me refiero a mañana. O a hoy...o ayer...o bueno, ustedes entienden, espero.