sábado, 11 de abril de 2009

Iniciemos con...Sueños


Comenzaré a escribir con mas constancia de lo que lo había hecho hasta ahora. Los temas serán tan diversos como las cosas que me interesan, así que un día podrán leer una escena de un compendio llamado Sueños...otro donde verán un bizarro mundo llamado Alucinaciones...pero también podrán llegar a ver recomendaciones de libros, paginas, series (estadounidenses y de anime)...así como otro día podré hablar de economía o sistemas complejos...intentaré escribir cada semana y hablar de aquello que se me haya hecho más relevante durante el transcurso de ésta...e intentare no cometer faltas de horrografía...pero no prometo nada jaja...Hoy les dejo un pequeño texto parte de Sueños...no es la gran cosa...así como nada de lo que escribo...pero recuerden que escribo para mi...y mientras yo me sienta bien con lo que escriba...todo esta bien.


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Él estaba cansado y ella lo comprendió. Él le pidió con ojos bajos y mucha pena el que solo durmiesen esa noche. Ella rió y le dijo que si, lo tomo de la mano y se lo llevo a la cama. Lo recostó sobre su regazo y ella tomo el libro del buró. Comenzó a leer en vos alta y su vos le arrullo como si de una nana se tratase.

Al despertar busco el hermoso cuerpo de su amada y no lo encontró, pero esto no le inquieto, solo se dijo que al abrir los ojos estaría ahí cerca, probablemente en el balcón. Lo que encontró al frente cuando abrió los ojos y miro a su izquierda fue una mesita con el desayuno para ambos: dos platos de fruta mixta y dos jugos, uno probablemente de lima y otro a juzgar por el color y textura de mandarina. Al voltear al balcón sintió la tibia brisa matutina golpear su rostro y vio un esbelto cuerpo recargado en el barandal.

Hizo un gruñido de disgusto, tierno y juguetón. Ella volteo ya con una sonrisa en los labios al saber la cara triste que vería; le divertía mucho esa expresión en él. Camino con lentitud y le lanzó un beso, para cuando llegó él ya estaba con un rostro sereno y tranquilo, gustoso.

Se desearon mutuamente un buenos días cargado del más puro y sincero amor. Él acaricio su rostro mientras ella se sentaba a un lado de él en la cama. Ella por un solo momento pareció no saber que decir, pareció solo disfrutar el momento, acto seguido recordó el desayuno y le dijo: Pedí el desayuno; aunque esto era más una invitación que el simple hecho de decir lo evidente.

—Se ve bien, aunque prefiero probar el dulce fruto de tus labios y tomar el jugo de tu cuerpo—Dicho esto ella se sonrojo, le encantaban esas frases totalmente cursis que siempre decía, y él tomo uno de los frascos con jugo, con lentitud la despojo de solo un hombro de su delgada bata, y dejo caer un poco de jugo sobre su piel, justo encima de su pecho.

Ella sabía lo que haría aun antes de que él hubiese terminado de tirarle las gotas de jugo encima. Pero poco importaba, aun con eso sintió una descarga de energía recorrerle el cuerpo cuando sus labios tocaron su piel; sintió una gran satisfacción cuando sus labios rozaron su pezón erecto, y comenzó a gemir al momento en que lo succiono con la ternura con que se toca el pétalo de la flor más hermosa.

Tan rápido como comenzó a hacerlo fue como termino y empezó, con besos pequeños y dulces, a subir por su cuello hasta llegar a sus labios. Para terminar con un suave beso.

Pero ella no había tenido suficiente y aunque el hambre que sentía su estomago era mucha su cuerpo le pedía las caricias del hombre que tenia a un lado.

Ella lo tiro sobre la cama con suavidad. Recorrió su cuerpo al tiempo que retiraba las sabanas y comenzaba a besarlo con ímpetu. Él cerró los ojos y dejo que su cuerpo sintiese al máximo cada beso, cada caricia. Pero sus manos no podían estar quietas, ya había despojado al hermoso cuerpo de la bata y ahora acariciaban su cadera y subían con lentitud hasta llegar a los pechos y acariciarlos con fuerza y ternura.

Ella le besaba el cuello, le daba pequeños mordiscos, todo con ternura y cuidado. Ambos apretaba sus sexos con pasión y mientras la brisa que llegaba desde el mar los cubría sus sexos se unieron y un lento vaivén se hizo presente, cada movimiento estaba coordinado, las manos de él que recorrían sus cadera, los labios de ella que besaban su cuello y la brisa que los cubría. Era un momento mágico, un momento donde ambos sintieron en cuerpo y alma el amor que sentían mutuamente, se sintieron dioses y mortales, el uno del otro, pudieron sentir lo que el mar y el cielo…era como un atardecer, donde ella sentía entrar en su vasto mar el inmenso sol y sus calidos rayos mientras el sol disfrutaba de la parsimonia y éxtasis del final…

El atardecer había terminado. Ella se dejo caer cuan larga era sobre su amante y permitió que éste la acunase entre sus brazos. El la colmo de besos, todos suaves, dulces y tiernos, llenos de amor. Ella sintió una gran calma y antes de que comenzase a tomar un poco de fruta y se la diese en la boca a su amante le dijo con una armoniosa voz, una voz que él amaba hasta el infinito: Rogelio, te amo.

3 comentarios:

  1. Lo sublime es una categoria estética que se te da muy bien, un éxtasis pausado que no encuentra el fin y deja espacio para el episodio que sigue, que es el esperado.

    A mi me parece que eres bueno, bastante.

    Besos!!!

    Salu2.

    (K)

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  2. Hola roge, comenzando con la lectura de tus mensajitos.

    Me parece que describes bastante bien el entorno y las acciones, waw que decir, aunque si dejas lugar a una continuación, que esperamos que haya, creoq ue te faltaria cerrar un poco, pero mientras, me encanto

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  3. mmm... Dónde cambio esto al Roger que yo conocí... quiero que regrese... por favor... por el bien de tus lectoras... jajaja

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