miércoles, 14 de septiembre de 2011

Divagaciones...

El día de hoy fui a un festival escolar por las llamadas fiestas patrias y me sorprendió ver como algo que fue un movimiento nacido de las necesidades mas apremiantes de una sociedad oprimida es recordado con canciones, motivos y frases de menos de un siglo atrás.

Recuerdo que la presentadora del evento mencionaba entre bailable y bailable que estábamos celebrando un gran día, que lo que presentarían los alumnos a continuación era una muestra de la "gran" cultura mexicana.

Me partió el alma escuchar eso. Escuchar que niños sin cuidado y respeto de una cultura de la que forman parte y aun no entienden intentan mostrar esa cultura que los adultos, que deberían inculcarles el amor y apego a la cultura y en cambio solo dejan al aire las palabras vacías que todos repiten sin sentido año con año, década tras década.

¿Quién ha sentido en estos días la opresión, la necesidad de libertad? ¿Quién ha sentido un fuste en la espalda? ¿Cuantos saben lo que es un trabajo pesado, de sol a sol, en el campo?

Ni de cerca podemos imaginar lo que sufrieron nuestros antepasados doscientos años atrás. Ni de cerca podemos entender sus motivos, y mucho menos si los recordamos con canciones y fiestas donde lo que sale a relucir es todo menos su memoria. Este tipo de fiestas en mi muy particular punto de vista lo único que aportan es una capa mas de olvido a nuestras raíces, a nuestros valores, a nuestra personalidad como nación.

Yo no festejo el 16 (¿o era 15 mis amados presidentes?), pues no me gustan las fiestas, y ésta en particular va en contra de lo que pienso. No celebro, pero acompaño a los que lo hacen, pues no hay de otra.

Yo intento ser mejor en mi propia persona, intento conocer mi país, mi gente, intento entenderla, tanto la pasada como la presente, pero cada vez me es mas difícil entender la sociedad actual.

Y me siento orgulloso de mi país, de mi gente, la pasada principalmente y mucha de la actual, pero no toda.

Hace dos días estuve en una fiesta patria, que tenia como objetivo el mismo que la anterior. De igual manera no vi los motivos de fiesta en los rostros de los asistentes, esta vez no eran niños, todos adultos con estudios. ¿Y cuál fue la diferencia entre ambas celebraciones? De fondo no pude percatarme de ninguna, y eso me llena de tristeza.

Algo que vale la pena resaltar es que la celebración de adultos tuvo mayor seriedad en la organización, mayor respeto por la patria y la gente, pero siguió faltando el motivo de la reunión, ese motivo que deberíamos proclamar en todos lados y a pulmón vivo. Y no, no es el clásico ¡Viva México!, yo pienso en un grito que exprese una gratitud por la libertad, por la sangre derramada, por los sueños rotos, truncos y olvidados de aquellos que pelearon por si mismos y a la vez y seguramente sin saberlo, por un futuro del que hoy en día gozamos. ¿Qué grito podría ser ese?

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