miércoles, 11 de mayo de 2016

Pensamientos turbulentos

¿Por qué lo intento de nuevo? Me había dicho que ya no sucedería y ha sucedido. ¿Soy tan débil de mente, de espíritu?

Mi vida estaba perfecta, sin problemas grandiosos, ni enredos dignos de ser contados. Claro, no es que los enredos de mi vida sean alguna vez dignos de ser contados. No es como si se tratase de un nuevo Charles Dickens. Y luego mexicano. Sería todo un desastre. Aunque medianamente interesante, si es que el escritor esta a la altura. Y en definitiva, yo no lo estoy.

Hoy, después de los sucesos en mi vida, algunos gratos y otros no tanto, he caído en una red que no se si me lleve a buen puerto. Se que me estoy metiendo en algo de lo que será difícil salir y que solo puede dirigirme a un lugar particularmente desagradable. Nunca nada bueno viene de que tome este tipo de decisiones. Y sin embargo, las sigo tomando. Podemos decir que resistí a varias personas y que además pasaron, me parece, alrededor de 5 años. Todo un logro. 

Y como si no fuese suficiente con mis pesarosos pensamientos abordándome incansables durante el día y la noche, la luna se presenta grande, y roja como presagio de un desastre escrito por el Destino. Si es que ese señor, Destino, se pudiese interesar por mi vida, cosa que dudo de forma encarecida. Los dioses están ahí, y es mejor pasar desapercibidos. Nadie quiere ser la atención de un dios. Vean lo que le paso a un tipo hace un par de milenios. 

Estoy inmerso en una red de mentiras y espejos, donde lo que veo y escucho es el reflejo de lo que se quiere que vea y escuche. Pero no necesariamente la realidad.¿O a caso lo es? Cuando se es paranóico se tiene el problema de saber en qué momento puedes creer lo que las personas dicen, lo que tu mismo sientes, y lo que debes decir. Realmente es complicado vivir así. 

Y por eso, quizá, en estos dias he recordado a Juan Pablo Castel, protagonista de un crimen en la novela El Tunel, del señor Sabato. ¿Es realmente extraño que me identifique con él? O es algo normal, natural. 

Quizá lo único natural que queda dentro de mi es aquello que no puedo identificar en un libro, o con un personaje. La pregunta recae en ¿aun hay algo de eso? y si es que hay, ¿cómo se usa, para qué sirve?


miércoles, 17 de febrero de 2016

Pensamientos perdidos

Pues bien. El año pasado se me paso por completo esta fecha, y este me he adelantado. Eso debería darles un pequeño adelanto de cuan diferentes han sido estos tiempos. Y la realidad es que si, han sido muy diferentes. Si bien pocas veces en mi vida he sido infeliz, h a habido algunas en las que lo soy mas que en otras, y me parece que estoy en una de esas donde el máximo comienza a peligrar por quedarse corto.

Si tu que lees esto me conoces personalmente, sabrás como soy y entenderás del porque de lo que escribiré a continuación carecerá de estructura, de la misma forma que mis pensamientos vagan como peces, las ideas se pierden en la continuidad del tiempo en el que nadan.

¿Entendiste? Yo tampoco. Y he ahí el punto.

Ha sido tanto lo ocurrido que no se por donde comenzar. Pues además, lo que continua ocurriendo sigue siendo mucho. Eso me recuerda al buen Hans Castorp. Y eso me recuerda a la Factoría de Ideas. Lo que me hace sentirme triste. Les contare rápido...o tan rápido como mis dedos tecleen. Aunque de eso poco se preocupan ustedes.

Sucede que hace dos años cometí un error garrafal. En ese momento no me lo pareció. Pero ahora entiendo que fue un error. Y no me mal interpreten, pues no suelo arrepentirme. Y no lo hago. Es solo que...mi vida sería mas sencilla si no la hubiese conocido. Fue un una librería, en el Sótano, frente a la alameda central. Nos vimos, y fue como amor a primera vista. Estuvimos saliendo y platicando. Íbamos a todos lados juntos. Hubo momentos en que me sentía confundido y eso no importaba, yo seguía enganchado a su personalidad. Así, como todo comenzó, me parece que se fueron los años. Con sus altibajos, como todo. Pero era una relación sana, ambos veíamos el mismo camino. Hasta que la tragedia apareció. Lo sé, nada es seguro en este mundo. Pero yo, que vivo en el cambio constante, busco siempre una piedra angular. O unas. Busco islas sobre las que puedan descansar mis pensamientos. Y sucede que este, me fue arrebatado de la peor manera posible. Sin aviso y sin perdón. Mucho menos con piedad.

Después del enfado inicial, pues deben entender que comencé un proceso de duelo, le siguió la negación, y con ella, la investigación. En poco tiempo encontré evidencias de la tragedia que había sucumbido sobre mi vida. Y al ser un hombre de razón, lo entendí. No me gusto, pero lo entendí. Intente adaptar mi vida. Olvidar ese hermoso episodio de la forma que se olvidan los amores: para siempre, pero no por completo.

Un par de semanas después lo conocí. Fue un encuentro inusual. Estaba ahí desde hacía ya un rato. No le había hecho caso, pero eso no quiere decir que no lo tomara en cuenta. Puedo decir que lo nuestro duro poco, unas semanas, no mas de dos meses. Quizá lo suficiente para ayudarme a sanar. A perdonar(me). Seguro se preguntan el nombre de tan amable mancebo. Su nombre es, precisamente, Hans Castorp.

Ahora, pasados un par de semanas de lo nuestro, veo el mundo con otros ojos. Puedo recordar ahora a la Factoría de Ideas y su gloriosa Malaz y no maldecirla (a la Factoría, que el Embozado me libre de decir algo malo de Malaz). Puedo incluso pensar en caer seducido por alguien más: Sanderson. Lo he estado meditando mucho y creo que comenzare a salir (ejem, leer) con Sanderson. Es una aventura de diez libros de los cuales solo ha escrito dos. Tengo miedo del compromiso que eso implica.

Creo que al leer lo anterior pueden darse cuenta de mi estado de animo. Así que no ahondare en eso.

Por otro lado, debo decir que este año aprendí, entre otras muchas cosas, que la gente es como la comida. Si, comida, leíste bien. Hay gente que es agradable a la vista y horrible al gusto. Otra que es muy sabrosa (puedes pensar mal) aunque no se vea tan bien. Es cierto eso que dicen de la fruta madura. Siempre es mejor. Aunque hay algunas que verdes saben buenas. Y otras que engañan la vista, el olfato pero no sobreviven a una degustación, por el simple hecho de convencer al paladar.

Aprendí que yo soy una de esas comidas que llamamos de gusto adquirido. Si, la primera vez que me prueban es algo que no olvidan. Y si no soy lo suficientemente cuidadoso con la forma en que dejo que prueben mi personalidad, puede que no les guste en absoluto la comida (pueden seguir pensando mal). Por otro lado, su les sirvo pequeñas porciones puede que así, poco a poco les vaya gustando lo que comen (aquí pensé en otra palabra que tiene aluciones con la fijación oral, ustedes imaginenla...mmm....¿ya la tienen? Que mal pensados son, jaja).

No obstante, es cierto lo que digo. Y si siguen leyendo hasta aquí, quiere decir que, o bien me conocen y les da pena no leer por completo esto, o que no es tan aburrido como me imagino. Sea como fuere, solo quiero decirles que si no escribo en este blog, es seguramente porque estoy viviendo suficientes cosas como para no tener tiempo de escribirlas. Algún día tendré tiempo de eso. Cuando sea viejo y no pueda caminar. O me rompa un pie. Porque si me rompo la mano, se complica un poco eso de escribir.

Sin más, los dejo con la sempiterna rola que me gusta escuchar este día. Y por este día me refiero a mañana. O a hoy...o ayer...o bueno, ustedes entienden, espero.


jueves, 19 de febrero de 2015

De vuelta y vuelta

Ayer se me paso el día como un suspiro en labios de enamorado. Rápido y dulce. Pero sobre todo, placentero. Ayer, en el día del año que más recuerdo todo lo que soy y puedo llegar a ser y quizá seré hice muchas de las cosas que más me gustan hacer.

Me levante temprano y desayune con un buen café, que aunque no es mi favorito es muy eso bueno. Eso me recuerda que debo regresar al grano que compraba antes. Eso de experimentar con el cafe no es tan bueno como antes. Eso solo confirma que es más fácil cambiar de religión que de café. En mi caso, volverme religioso.

Después me vestí, para variar como abuelo. Camisa y chaleco. Use mi saco cafe, ese que me gusta mucho. Nota mental: ve a comprar otros colores. Y me prepare para ir a dar clases. Es algo que realmente disfruto. Después de mi larga jornada de clases (que solo es medio día :D) salí para comer con parte de mi familia. Platicamos, reímos y comimos. Sin saberlo estaba comiendo carne roja en miércoles de ceniza. Es tan curioso que mi cumple sea en miércoles de ceniza.

Entonces llego el momento de la despedida temporal y me retire hacer una compra para completar el pequeño proyecto de rehabilitación de La Dama. Todo bien. Tuve que improvisar algunos caminos debido a que cerraron una carretera que pensaba usar, pero no me molesto en absoluto. No llevaba prisa, y me sirvió para explorar las indómitas tierras del otro lado del cerro.

Llegando por fin a casa que la encuentro a solas. El mayor regalo que mi familia podía hacerme. Quizá fue sin intención pero esas horas de solitud me sentaron realmente bien. Rehabilite a La Dama, dormí la siesta y juege con El Puercuño =D. Termine durmiendo la siesta y ya como a las 7 me levante a hacer algunos quehaceres del hogar. El día comenzaba a dar paso a la noche pero no por ello se relentizaba el día. Al contrario. Fue entonces que comencé a sumergirme en las paginas de "El otro viento" de Le Guin. Maravillosa redacción como siempre. Interesantísima historia. Me ha hecho darme cuenta de que ya no recuerdo bien las otras historias de Terramar. Debo comprar en físico los libros anteriores. Aunque bien puede leerse este libro sin necesidad de los anteriores. Plantea sus propios dilemas. Me encantan las historias de Le Guin.

Y sin esperarlo que comienza a llegar familia a casa. Y sin quererlo que la celebración se alarga hasta las 12, más o menos. Bebimos, comimos, pero sobre todo, reímos. Fueron unas horas maravillosas.

Sigo sin saber muchas cosas. No se que es la felicidad, ni la dicha, pero sé que ahora mismo, y desde hace ya varios años no me hace falta nada. ¿He tenido problemas? Claro, y muchos. Las cosas no han salido como las planeaba, pero también me queda claro que las cosas tienden a converger...y si eso es cierto, los hechos de ahora repercutirán en algún momento en el futuro sin darme cuenta y sin que lo quiera. Cada vez veo que debo preocuparme menos por el pasado y el futuro. Bueno excepto con las tareas, que ahora tengo muchas de ellas.

Finalmente caí rendido en cama. Había sido un día largo, como casi todos en los últimos años. Y sin darme cuenta el mundo había dado otra vuelta y yo no me había dado cuenta...


jueves, 6 de noviembre de 2014

Cansancio

Hoy me siento un tanto melancólico. Melancólico por lo que no es ni será. Pero más que melancólico, me siento cansado. Por eso...no escribire nada yo mismo, dejaré que el señor Girondo hable por mi:

Cansancio

Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo brazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.


Oliverio Girondo

miércoles, 19 de febrero de 2014

Una vuelta más...

Hoy el mundo ha dado otra vuelta pero nadie me ha avisado. El tiempo me ha pillado, con un lío en la cabeza...

Sucede que esta vez no he tenido mucho tiempo disponible, así que poco he pensado esta vez. También por eso llega tarde. No tengo mucho que decir, solo que una vuelta más ha llegado y no estoy listo para afrontar lo que viene, pero aun así, lo afrontare. Es más, ni siquiera sé qué es lo que viene. Quizá eso sea lo más interesante.

Comienzo a estar tan ocupado como antes de tomarme mi “sabático” lo cual ya es de por si bueno. Pero no solo eso, sino que la cabeza reboza de ideas, y mis días son siempre activos y hay tantas personas con las que compartir mi tiempo, que ahora me es difícil encontrar cabida a algunas personas que tiene tiempo que no veo. Duermo poco (a veces muy poco) y trabajo mucho.

Estoy leyendo una de las mejores sagas de mi vida y eso me mantiene diario al filo de la intriga. Es maravilloso leer algo tan bueno, y llego justo cuando creí que ya lo había leído todo. Maravilloso.

Sigo sin tener ganas de nada. El tiempo sigue detenido. Hay partes de mi mismo que no se mueven mientras las demás siguen avanzando con el pesar de los días. Por ahí anda una primavera que no llega, que solo deja que el invierno aumente su crueldad, de la misma forma que el polvo se acumula en los estantes vacíos y las cajas llenas que nunca más serán abiertas, porque cual cajas de Pandora si se abren, desatarán el holocausto, dejando dentro lo más preciado.

Las partes que crecen son fuertes y sanas, pero un individuo no puede crecer bien a menos que crezca integro. Esa es mi única preocupación trascendental ahora.

Así comienza esta nueva vuelta. Ya veremos que sucede esta vez…



lunes, 7 de octubre de 2013

Ideas...de vuelta, una vez más.

Extrañándote paso mis días,
con el solo recuerdo de
la nostalgia de las hojas al viento.

En ellas se monta como caballero
mi heroico Prometeo, que a veces
no es más que un arriero.

Y viaja de jardín en jardín,
llevado por el viento,
buscando tu fuego para entregarlo
como lo hizo su viejo gemelo.

Para que obtenga, de ese mi amigo
el precioso regalo de tu fuego.
Un fuego que alumbre los pecaminosos
pensamientos que a altas horas tengo.

Que consuma mi eterno deseo.


jueves, 2 de mayo de 2013

Entre sueños

Para Leonora, la mujer que he formado de retazos de sueños e hilado con pensamientos. La musa que se presenta cuando la realidad es muy basta y la ilusión me falta.


Te robaría un beso, 
pero estas muy lejos
en cambio, 
te despojare un verso.

Que lo forme tu belleza,
y me encamine por el sendero,
por aquel valle de ensueño
que forma tu seno.

Entonces que las palabras
desnuden tu vientre
y así me dejen recordarte 
por siempre.